¿Te imaginas un mundo sin sonrisas en las caras de las personas? ¿Un mundo en el que no hubiera sonrisas y nadie estuviera feliz? Pues yo, sinceramente, no. A mí, no me gusta ver a la gente triste, por eso, yo siempre estoy feliz, siempre tengo una sonrisa en la cara, de oreja a oreja, por muy triste que estés.
La vida son dos días, y no puedes estar uno y medio triste, sino, dos días en los que tienes que sonreír sin parar.