Dejarme en ridículo.

Entre todas las cosas que me gusta hacer, hay una que no la cambiaría por nada, y ¿sabes cuál es? Es salir sola o con amigos, y ponerme a hacer el gilipollas, gritar, reírme a carcajadas, caerme, cantar, bailar en mitad de la calle; aunque la gente me mire con cara de: ¿Que esta haciendo esa pobre niña? Me da igual, sí, exactamente igual, lo que piense la gante de mí, porque lo importante es disfrutar y no privarte de lo que te gusta por el qué pensarán de tí, creeme.