Ainhoa y Ulises, El Barco


Porque nadie se despierta por la mañana queriendo a alguien 
y deja de quererle a la hora de la siesta. 
Estuve ahí 18 minutos, solo 18, y 
nadie deja de querer a alguien en 18 minutos;
me da igual lo que me digas, 
se que me sigues queriendo.